Aplausos para Uruguay y en especial para Canelones, que desde hoy cuenta con un espacio físico declarado por la UNESCO como Patrimonio Histórico de la Humanidad. La Iglesia Cristo Obrero y Virgen de Lourdes, ubicada en Atlántida, obra del maestro Eladio Dieste, se coló entre las elegidas de este año.

La Cámara Uruguaya de Turismo se congratula por este nuevo reconocimiento que recibe Uruguay, y que sin dudas impulsará el atractivo turístico que de por si ya cuenta Canelones.

Para la Asociación Turística de Canelones este 27 de julio es un día histórico, para el país y para Canelones, y en particular para Atlántida.

El Municipio de Atlántida y la comunidad local conocen el compromiso y oportunidad que representa contar con este valioso patrimonio en su localidad, tanto en su sentido de identidad, pertenencia y autoestima, así como también como referente para el desarrollo de su vocación turística.

Intenso trabajo coordinado con el gobierno departamental, nacional, Obispado, Facultad de Arquitectura, Comisión de Patrimonio nacional y departamental, permitieron que en el año 2010 fuera incluida en la lista patrimonial a ser considerada por parte de Unesco.

Uruguay ya tiene dos patrimonios materiales incluidos en la lista de la Unesco: el Casco Histórico de la Ciudad de Colonia del Sacramento, inscrito en 1995, y el Paisaje Cultural Industrial Fray Bentos, registrado en 2015. Además,  el tango y el candombe fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco en 2009,

La Iglesia fue diseñada por el ingeniero civil Eladio Dieste en 1952 y se concretó en 1959. Se trata de una magnífica edificación de paredes y techos ondulados realizados completamente de ladrillos a la vista y sin columnas ni vigas.

Dieste, que nació en Artigas en 1917 y falleció en Montevideo en 2000, fue un ingeniero civil reconocido mundialmente por el uso de lo que él denominó cerámica armada.

Cuenta con una torre de 15 metros de altura con paredes caladas. En su interior existe un Cristo tallado en madera el cual fue realizado por el escultor Eduardo Díaz Yepes y un altar de bloque de granito verde en bruto. Esta construcción forma parte del patrimonio histórico nacional.

En 1961 Dieste escribió acerca de esta obra en la Revista «Informes de la Construcción» del Instituto Técnico de la Construcción y el Cemento de Madrid, tal como recuerda la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República (UdelaR) en un artículo sobre la iglesia. «En el proyecto tuve presente, no solo mi experiencia personal acerca de las necesidades de una parroquia pequeña y pobre, sino la situación de la Iglesia en nuestro país, que es de gran escasez de sacerdotes, lo que hace que muchas parroquias (es el caso de la que nos ocupa) deban ser atendidas solamente por el párroco», expresó Dieste.

«Más de una vez, seguramente con buena intención, me han dicho más o menos: ‘Qué pena que esta iglesia no esté en Montevideo, o por lo menos en el balneario, donde sería apreciada y cuidada’. Si tuviera que contestar diría: ‘No; está muy bien donde está’. Como más arriba digo, la hice pensando en los humildes que habrían de ir a ella. Estos humildes para los que se hicieron las grandes catedrales no son indiferentes al arte.  Recuerdo que estando un día en la iglesia oí que una señora de aspecto campesino y extremadamente humilde, explicaba la obra a otra de su misma condición. Así me enteré de que la que hablaba, (de bastante edad y en estado avanzado de gravidez), había traído a su amiga desde muy lejos, solo para mostrarle la iglesia. No puedo reproducir sus palabras, pero me resultó profundamente conmovedor su interés y sorprendente la justeza de sus observaciones. Este testimonio vale más para mí, que toda la resonancia que pueda haber tenido la obra en otros medios, porque sé que ‘los humildes heredarán la tierra'», añadió el ingeniero en esa entrevista.